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Para comprender cómo capta el pensamiento teórico la esencia de los fenómenos, es decir, 

cómo refleja el objeto en la conciencia, hay que examinar las siguientes categorías de la dialéctica

materialista: lo abstracto y lo concreto, lo lógico y lo histórico.

 

El conocimiento del objeto en todos sus aspectos es concreto, en tanto que el de un solo aspecto 

es abstracto. La posibilidad de alcanzar un conocimiento concreto se da en virtud de que el objeto

mismo es una unidad de lo diverso, es decir, unidad de diferentes aspectos, propiedades, etc. Así, por

ejemplo, la palabra muestra en el lenguaje distintos aspectos: fonético (es determinada combinación de

sonidos), semántico (significa algo, tiene un sentido), gramatical (se une a otras palabras en la oración,

de acuerdo con ciertas reglas), etc. La misión de la ciencia estriba precisamente en poner al descubierto

en su unidad toda la diversidad y variedad de aspectos del objeto.

 

La posibilidad del conocimiento abstracto radica en que los aspectos y las propiedades 

particulares del objeto son relativamente independientes y tienen un carácter específico; de ahí que en

el proceso cognoscitivo pueda destacarse un solo aspecto o atributo y prescindir de todos los demás. Al

estudiar las palabras, por ejemplo, podemos fijar nuestra atención en su valor semántico, como hace la

rama de la lingüística llamada semasiología.

 

La percepción sensible, viva, nos da un conocimiento concreto del objeto, ya que lo capta en 

toda la diversidad de sus propiedades y aspectos. Pero el conocimiento concreto-sensible no pone al

descubierto la esencia del objeto, razón por la cual el proceso cognoscitivo se eleva desde esta fase

concreta-sensible al dominio de las abstracciones. Sin embargo, la formación de éstas no pone fin a

dicho proceso; se hace necesario alcanzar un conocimiento concreto, multifacético. Y nuevamente la

ciencia se eleva desde ciertas abstracciones aisladas a lo concreto. Pero esto no significa una vuelta a lo

concreto-sensible, sino una reproducción de lo concreto en el pensamiento, que es la forma superior de

conocimiento “Lo concreto es concreto porque es la síntesis de innumerables determinaciones, siendo

la unidad de lo diverso. En el pensamiento se presenta, por ello, como un proceso de unificación; como

resultado y no como punto de partida, aunque en realidad es el punto de partida y, por consiguiente,

lo es también de la percepción y de la representación. Por el primer camino, la representación se 

evapora toda ella hasta convertirse en una determinación abstracta; por el segundo, en cambio, las 

determinaciones abstractas conducen a la reproducción di lo concreto por medio del pensamiento.”

 

Los metafísicos consideraban que la distinción de ciertas determinaciones abstracta» constituía 

el punto final de la investigación científica y reducían todo el proceso del pensamiento abstracto a

la formación de las abstracciones más sutiles. La economía política al analizar los fenómenos partía

del todo único, vivo y concreto, dado a nosotros en las sensaciones y percepciones. Y al analizar este

todo concreto destacaba algunas abstracciones: el trabajo, la división del trabajo, el valor de cambio,

etc. Sus investigaciones tenían un carácter limitado, ya que veía en la formación de determinadas

abstracciones el remate mismo del conocimiento. Dicha economía política atendía fundamentalmente

al análisis, a la descomposición del todo, único, vivo y concreto, en aspectos aislados, por lo cual no

daba un conocimiento del objeto en su totalidad concreta investigación fue utilizado en indagaciones ulteriores. Después de analizar y generalizar un inmenso

material basado en hechos, distinguió la abstracción más elemental, la abstracción que refleja la

relación más simple, más habitual y fundamental; la relación que se da millares y millares de veces en

la sociedad burguesa: el cambio de mercancías. De esta relación abstracta y elemental fue elevándose

a lo más concreto y complejo.

 

El conocimiento concreto del objeto no es resultado de una suma mecánica de las abstracciones 

formadas en diversos momentos y por distintas circunstancias, sino que surge del desarrollo de lo

abstracto, mediante su enriquecimiento con un nuevo contenido que refleja el objeto cada vez más

amplia y profundamente. En virtud del movimiento de lo abstracto a lo concreto se forman nuevas

abstracciones que son la prolongación lógica de las precedentes. Las abstracciones aisladas se unifican

en el conocimiento concreto merced a un principio general o a una idea única que expresa la ley

fundamental que rige el movimiento del objeto. Así, el rasgo esencial en la definición del imperialismo

es el que lo caracteriza como capitalismo monopolista; todos los demás derivan de este rasgo que

constituye su propia esencia y todos ellos se unen y pueden entenderse exclusivamente gracias a él.

 

El ascenso de lo abstracto a lo concreto no solamente se produce en la economía política, sino 

que es ley universal del progreso del conocimiento humano. Así, por ejemplo, nuestro saber acerca del

origen de la Tierra y de los demás planetas del sistema solar ha avanzado también siguiendo la trayectoria

de lo abstracto a lo concreto en la esfera del pensamiento. Las primeras hipótesis cosmogónicas

propuestas por la ciencia moderna tenían un carácter muy abstracto, ya que ponían al descubierto y

elevaban a términos absolutos un solo aspecto del complejo y multifacético proceso de formación de

los astros planetarios. Las hipótesis de Kant y Laplace, por ejemplo, partían únicamente de las leyes de

la mecánica. Las hipótesis cosmogónicas actuales dan una idea más concreta del origen de la Tierra.

Basándose en los datos proporcionados por la astronomía, la mecánica, la física, la química, la geología

y otras ciencias, tratan de esclarecer en todos sus aspectos y en su conjunto, sintetizando orgánicamente

innumerables abstracciones, el complejo proceso de la génesis de los planetas, esforzándose, con este

motivo, por reproducir lo concreto en toda su plenitud.

 

Por supuesto, las abstracciones surgen como síntesis de los datos de los sentidos y su aparición 

va precedida del conocimiento concreto-sensible.

 

Para la dialéctica materialista, lo abstracto y lo concreto son dos factores del proceso de 

aprehensión de la esencia del objeto. Lo abstracto es él medio para alcanzar lo concreto. Lo general 

es algo inerte e incompleto, “pero es sólo una etapa hacia el conocimiento de lo concreto, pues nunca

conocemos a éste plenamente. La suma infinita de conceptos generales, leyes, etc., da lo concreto en su

plenitud”

 

Lo concreto pensado es el conocimiento más profundo y más rico en contenido acerca de los 

objetos. Supera al conocimiento abstracto, ya que no sólo refleja un aspecto esencial del objeto, sino

diferentes aspectos esenciales en sus relaciones mutuas; es decir, aborda el objeto en todas sus facetas.

Y supera asimismo al conocimiento concreto-sensible, puesto que no refleja las determinaciones

superficiales, externas, del objeto en su conexión inmediata, asequible a la percepción sensorial, sino

los aspectos esenciales en sus relaciones también esenciales.

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