El conocimiento científico tiene por fin la aprehensión de la esencia del fenómeno, de la ley de su dinámica y desarrollo, el hombre necesita conocer las leyes de la naturaleza y de la sociedad para que su actividad práctica sea eficiente.
El conocimiento de la ley, de la esencia de los fenómenos, se manifiesta en forma de conceptos y
categorías. Se ha subrayado en reiteradas ocasiones que el concepto genérico es el reflejo de la esencia de la ley de la naturaleza y de la sociedad.
El conceptono es el punto de partida del conocimiento sino su resultado. La formación del concepto viene a ser el producto de un largo proceso de conocimiento, el balance de una determinada etapa de desarrollo del saber, la expresión concentrada de conocimientos ya conseguidos.
En oposición al idealismo, el materialismo dialéctico considera que el concepto es una forma peculiar de reflejo de los objetos, de las cosas del mundo material y de las leyes de su movimiento. Los conceptos son objetivos por su contenido, incluso los conceptos más abstractos tienen sus analogías, sus prototipos en el mundo objetivo. En el concepto se refleja el contenido encerrado en las cosas.
El idealismo, que niega el contenido objetivo de los conceptos humanos, especula particularmente con los conceptos matemáticas y lógicos: estos conceptos, según los idealistas, son un juego del intelecto o bien simples acuerdos convencionales.
Poincaré considera que los conceptos geométricos provienen de las honduras de nuestro espíritu y que la experiencia no es más que la ocasión que obliga a que se manifieste ese concepto. El idealismo interpreta erróneamente uno de los conceptos básicos de las matemáticas; el concepto de número, que se deduce ya de las tesis de la lógica (logística), ya de la intuición (intuicionismo). Para Wundt, los conceptos matemáticos se obtienen cuando nos abstraemos de todos los elementos de la representación que tienen su origen en el objeto.
Así, pues, en el concepto de número perdura únicamente el nexo entre los diversos actos del intelecto, al margen de todo contenido. Otros manifiestan que, en general, el origen del número es misterioso y consideran inútil buscar su procedencia.
Los filósofos y los científicos materialistas progresistas antiguos abogaban ya por una interpretación materialista de los conceptos en general de los conceptos matemáticos en particular. Así, el gran matemático ruso Lobachevski dio una interpretación materialista a la esencia de los conceptos matemáticos, poniendo de manifiesto los vínculos entre los conceptos de la geometría y el movimiento de la materia. Lobachevski decía que el hombre aprehende en la naturaleza del movimiento y todo...
“Los conceptos, por ejemplo, los geométricos, son un producto artificial de nuestra mente, estando tomados de las propiedades del movimiento...”
Ya se ha dado a conocer el carácter objetivo de los conceptos matemáticos de número y figura,
que son el reflejo de los nexos y las relaciones de las cosas y los objetos del mundo material. Al principio
existen las cosas dotadas de una forma determinada y luego aparecen los conceptos geométricos de
esas cosas.
Incluso la propia operación del cálculo matemático demuestra el considerable desarrollo del
entendimiento humano. La ciencia sabe que el hombre en las primeras fases de su desarrollo, no
tenía el concepto de número abstracto y que el cálculo no estaba vinculado a palabras especiales
los números, sino a ciertos objetos concretos, a caracteres que distinguen un, individuo de otro. A la
pregunta de cuántos animales tenía en su rebaño, el hombre de aquel entonces no respondía con un
número determinado, sino enumerando los objetos; tengo una oveja con una mancha negra en un
costado, una oveja con dos manchas, etc.
Los conceptos matemáticos son el reflejo de las relaciones cuantitativas y de las formas espaciales
de los objetos del mundo material, vienen a ser copias unilaterales de los fenómenos de la realidad
objetiva. Para obtener estos conceptos se precisa un gran poder de abstracción. Los conceptos de otras
esferas de la ciencia son también formas de reflejo de la realidad. Así, tras el concepto biológico de
especie, según ha demostrado K. A. Timiriázev, se halla implícita la realidad objetiva, ya que refleja un
grupo de seres parecidos entre sí que se diferencian de otros grupos de seres más parecidos a ellos.
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Algunos idealistas establecen netas diferencias entre los conceptos sobre los fenómenos de la
naturaleza y los conceptos sobre los fenómenos de la vida social. Se inclinan a reconocer que el concepto
de la naturaleza corresponde a los hechos y equivale a sus sensaciones; en cambio los conceptos sobre
los fenómenos de la vida social no se infieren siquiera de los hechos comprendidos.
En relación con lo dicho resulta interesante analizar los razonamientos de Ralph Winn en su
artículo Naturalismo filosófico.
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Winn divide, en primer lugar, todos los conceptos en naturalistas y no naturalistas. Los primeros
están basados en los hechos y los segundos en la fantasía. Denomina naturalista a su filosofía porque
trata tan sólo con conceptos deducidos de hechos firmemente establecidos.
A diferencia de los conceptos sobre la naturaleza, los sociales no se deducen del estudio de la
vida, sino que se crean al margen de ella. “La naturaleza física -escribe Winn-, tal como es, antecede
a los conceptos humanos siempre que estos últimos no sean una fantasía o un error. Pero la sociedad
se mueve con frecuencia por conceptos y, en este caso, los conceptos son verdaderamente apriorísticos
con relación a la realidad, (una realidad cultural)
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Winn considera que, en un principio, se originó el concepto de dinero y solamente después el
propio dinero; que sin este concepto, el dinero no existiría. Por lo que se refiere a su certeza o falsedad,
sino a la posibilidad de su realización en la vida. Su capacidad de realización está determinada por el
grado de su atractivo para los individuos y los grupos. “Las ideas escribe Winn- han de apelar, por otra
parte, mis a los sentimientos que a la razón. Deben prometer (no es obligatorio que lo cumplan en la
realidad) satisfacer las necesidades o los deseos humanos.
Los comentarios sobran.
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